Acabo de cumplir un montón de años.
Cuando veo a Tom Hanks delgado o a John Travolta hermoso, sé de cierto que han
pasado un montón de años. Y aunque todavía me sorprende una buena sesión de
fuegos artificiales (de los del cielo y de los otros, a ver), igual que cuando
iba a la escuela, el caso es que los cambios de humor y carácter son más
obvios… y a veces más difíciles de controlar.
Que sí, que sigo llorando con las
mismas películas y con el mismo sentimiento que cuando las vi por vez primera,
allá en el siglo pasado… y que sigo sintiendo coraje por dar vueltas como
mayate en el coche porque soy incapaz de encontrar la calle que busco… y sigo
pensando que mi voto vale tanto como el del presidente de donde sea… y que
jamás, mientras me queden fuerzas, tenderé mi cama…
Ahora soy una robusta (por cortesía
mayormente de la menopausia, qué le vamos a hacer) y diabética (por cortesía
de… cielos, de casi todo) chicuela que le huye a los tacones de vértigo; que
sigue insultando desde el coche a todos los babas alrededor. Quiero con locura
a mi gato, aunque bien sé que sólo soy parte de su personal staff; y sigo
tomando decisiones y bailando en los supermercados si me tocan una canción de
los ochenta. Sigo coleccionando a san Stephen King, aunque los últimos sólo los
lea una vez…
Y cuando cada octubre que pasa la
gente me dice que qué chido, qué bueno, yo me prometo que haré más cosas, que
estaré más cerca, vamos, que llamaré… y luego me aflora la verdadera yo y se
pasan las horas que se convierten en días, y en semanas, y eso. Y aun así me
quieren. ¿Qué les puedo yo decir que sea sinónimo del consabido y resabido
gracias? Me quedo incluso sin esa palabra cuando oigo o leo lo que me dice mi
primogénita-unigénita; o cuando el personal me aclara con todas sus letras que
aun a la distancia –y sobre todo al tiempo-, sigo estando presente. Sobre todo
cuando primero me echan la bronca por no llamar nunca y luego me dicen cuánto
me quieren…
Pues yo también los quiero mucho.
Les tengo a todos en mi corazón. Y no tengo palabras para expresar eso. Serio.
Pero lo intento. Lo seguiré intentando.
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