Este, del 2013. Porque resulta que son un montón de
años que se vienen juntando, y yo nunca los había juntado. Que pierdo la
cabeza, va a ser eso… que soy como soy, pues también. La sorpresa es reconocer
así de golpe la fortuna de tener a estas personas a mi lado, a pesar
precisamente de eso, de ser como en algunas cosas soy.
Pasten es mi amiga. Eso lo primero. Nos conocimos
cuando andaba yo intentando hacerme la valiente sin mucho esfuerzo, y tragando
camote porque me estaba tocando no temporada de patos, no temporada de conejos,
sino de vacas anémicas; su puerta al lado de la mía fue mucho más que eso.
Porque somos muy distintas y a la vez nos parecemos en tantas cosas… o sea, a
ella no se le olvidaría mi cumpleaños y a mí sí el suyo. Y aun así, me sigue
queriendo un chorro ¿cómo agradecer tanto cariñito? Un caso para la araña –eso,
no que ella siga siendo mi amiga…
Oh, Juleo, Juleo, donde estás que no te veo…
incontables las noches de tequila y cháchara, y tardes puntuales donde los
secretos seguían siendo eso, secretos, pero sólo entre nosotros dos.
Excursiones al más allá y regresos con una bendición sincera… demasiadas cosas
que no caben aquí, y no cabrían en ningún lado. Me ha prestado a su mamá por
más tiempo del que me acuerdo y nunca le he dicho gracias… aunque también sé
que no hace falta. Y claro, va y nace también en marzo.
¿Y cómo llegó Rosi a mi vida? ¿Acá, a 10 mil
kilómetros de mi vida conocida? Pues caída del cielo, cómo va a ser… es una
amiga mañanera, intensa y divertida, hermosa por dentro y por fuera, de esas
que dejas de ver y cuando retomas parece que no ha pasado ni media hora. Que te
dice tus verdades, y nunca tus mentiras. Y sí, adivinaron bien, también llegó
al mundo –en este caso arza y olé- en el tercer mes del año…
Más regalos en mi mes favorito. Espinosa, traducido
del diccionario amigas para siempre como la que está ahí. Compañera infatigable
del rock and roll de purititos años ochenta, dueña de los ojos más verdes que
te miran con tanto cariño que te puedes derretir. Hermana, amiga, tía. Hasta
cosas como ver una peli de terror –con lo que las odia- no hace sino acercarnos
más…
Y hay más. Mi hermanita nació en enero, pero ¿cómo iba
a quedarse fuera? Y trajo a la joya de
la corona, una supuesta gastroenteritis que luego pesó más de 3 kilos y con el
tino suficiente para dejar loco de amor al personal. Una personita que infunde fuerzas y confianza
en que no todo puede ser tan malo, nada tiene que salir tan de la fregada, todo
se puede solucionar si tiene a bien echarse un par de carcajadas y soltar
espadazos a diestro y siniestro… ¡Es mi chamaco! Y sí, también llegó en este
mes. Cuánto lamento perderme todo lo que me pierdo, pero cuánto disfruto
imaginándome todo lo que me imagino…
Y mi hermanito, cuya onomástica ha sido festejada con
pasteles, globos y payasos; con regalos escondidos por toda la casa; con uso
total de cuanta tecnología ayude si no estamos cerca; carnalito, cúmplelos como
corresponde: riendo, bebiendo, comiendo y llorando también si así te da la
gana. Yo estoy acá abrazándote en secreto y en público, festejándome también
porque puedo festejarte a ti, aunque sea con letras y números y con besos virtuales
rociados de una estupenda leche con café y galletas y un pinchazo en el
ombligo. Con besos que
traspasan el tiempo y que se juntan con todos aquellos que te pude dar en
directo junto a vinilos, cds, dat y mp3... cariño entre toquines, conciertos.
Besos de hechizada y mi bella genio, más la hora de los osmond y VM que
todo tenía cuando tenía… Nunca fueron suficientes agentes fantasma en nuestra
vida…
Que viva marzo, pues.
No hay comentarios:
Publicar un comentario