Pues sí, mis queridos, visto lo visto, resulta que cada quien habla el idioma de donde nació, o de donde vive, o todo revuelto. Acaba de sucederse por estos lares el “Día del Español”, que luego me fue aclarado no era para celebrar a los compatriotas de mi primogénita y mi charro cantor, no, no, no, sino al idioma. El H. (no sé cuántas veces, la verdad) Instituto Cervantes hizo una movida a nivel mundial del mundo, es decir, en unos 40 países donde tienen delegación, para motivar y lanzar y relanzar y explicar y pedir y todo-junto-que-a-la-vez encuestar al personal para conocer ésa palabra especial que tanto gusta.
Las votaciones, hasta que dejé de interesarme en el tema, además de que su sistema se colapsó y san se acabó lo que se daba, iban bastante igualadas: resulta que las palabras más gustosas del idioma del Quijote y Mr. Panza (si es que encima del oro y la plata, ¡también les dimos el chocolate! Y ahora resulta que aquí está mucho más sabroso que allá, con la pena...), decía, las palabras más votadas fueron:
Fanfarrias del Tío Gamboín. Gracias.
A ver: Arrebañar, Cachivache, Gamusino, Infinito, Limón (¿limón??), República, Sueño, Tiquismiquis, Titipuchal y Tragaldabas. Así que citando a Quagmire (de Padre de Familia, cómo que no saben quién es): ¡Toma-toma-toma!!! ¡Buenísimas! ¡Todas! Hasta Limón, que todavía no me cuadra mucho qué hace ahí...
Y es que fijándose, aplicándose un poquito, existen palabras y “palabros” tan bellos, tan sentidos y llenos de sentido... como todo lo contrario. Y cada cultura los tiene y los aprovecha, y cuando se dan cuenta hasta las reales -y las no tanto- academias terminan por recogerlos: véase el caso de Homer Simpson, cuyo incomparable “¡Doh!” ya existe en los diccionarios gringos (o eso leí, es que no tengo ninguno en mi manita ahora mismo). Total que sin buscar mucho, sólo escuchando a la hija de mis desvelos al teléfono o a mi insuperable comentar algo en la tele, ya me encuentro con que la mitad de los modismos, coletillas y expresiones son registrados por mi mente, para luego intentar hallarles una interpretación acorde con mi Mexican Spanish... y a veces me sale. Pero otras, muchas, de plano tengo que preguntar.
A continuación se enlistan (ah, ¿verdad? pues así dicen aquí) algunas de las más usadas, para que el personal de ultramar se dé un quemón (ésto sí está claro, ¿no?). Y me van a perdonar bastante que empiece con el allá, es que así da más emoción la lista:
Allá (Mexicalpan de las Tunas): Aquí (las Españas, pues):
Si está chido, está padre : ¡Cómo mola! (del verbo molar, sí)
Y si está padrísimo: mola mazo (y también está de pu... madre)
Aunque aquí también se vomita : acá se pota (nada que ver con la RAE)
Y el chupe: es la priva.
Nos chupamos unas chelas: acá son birras.
Mas si traes una buena peda: has cogido una cogorza
No se habla por el celular: sino por el móvil
Allá los mandan a la cárcel: aquí los mandan al talego o al trullo
Echarse un faje de campeonato: es darse el lote.
Hacerlo todito: es echarse un polvo
Y conjugarlo, vulgo, coger: eso es follar (y en muchos casos, chingar)
Si exageras o te pasas: pues eso, te pasaste siete pueblos
Das un aventón: aquí no hay frase alguna que lo exprese, como no sea el soso “llevar a alguien”.
Si es mucho, un chingo de algo: es un mogollón
Sí, amiga, nos aliviamos y salimos
con hijo del hospital: acá los tenemos en el paritorio
Si eres, das, tienes mala suerte: se usa gafe -eres un gafe
Pero si es buena suerte: dicen ¡qué potra!
¡Quisquilloso! es un tiquismiquis
Si eres medio babas: también eres un tontolaba
Más que medio babas: un gilipuertas
Muy mucho: gilipollas
Porque el aparato seshual de ellos: sip, es la polla (ay, mi secundaria!!)
Si te das un buen golpe: un castañazo, una ostia
Un buen madrazo: es un ostión
Un zape: es una colleja
Si alucinas en colores: aquí flipas, con sus conjugaciones correspondientes
Y no, no te cachan : te pillan
Los que son como tus carnales : por acá les llaman troncos (y troncas, claro)
Y cuando está lleno, diríamos
que hasta la madre : aquí está petado (petao, que dicen los jóvenes)
Aquí las cosas no se descomponen, jamás, porque no saben qué es eso: las cosas se rompen. Y nada que no sea una batería se puede recargar, de modo que todos aquellos que buscamos ese hombro, esa pared, ese respaldo, pues, nos apoyamos, en fin. Aunque en Extremadura la conocen (igual y hasta vino de allí), si dices en el resto de España que algo está percudido, te miran como si hablaras en turco. Y sonreirán si dices que te vas a nadar a la alberca, que aquí son los lugares donde normalmente degustan sus comidas los cerdos. Se va a la piscina.
Y ya por ahora, troncos y troncas. La clase se pondría interminable y por lo mismo aburridísima. Y pienso que es un buen momento para poner un alto, esperar un poco y dejar que lo digieran todito. Eso, y el hecho de que me muero de hambre y me voy a comer.
¡Feliz Día (atrasado) del Español!
viernes, 25 de junio de 2010
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