Así, mesmamente.
Verán, es que cuando confluyen los astros y los signos, cuando es el día y la hora y el minuto exactos y el lugar correspondiente, las cosas simplemente caen por su propio peso. O lo que es lo mismo: nunca, pero que nunca sabes cuándo vas a caer en la vida de alguien que te cambiará, o que marcará un antes y un después... es que si lo supiéramos, supongo que algunas hubiéramos buscado conocer a San Sting antes de que fuera santo, o cosas así.
Así que el tiempo se encarga de acomodarse y acomodarnos, y una situación así me pasó cuando todavía peinaba trenzas -es un decir-, no había estrenado unos zapatos de tacón -que eso sí me moría por probar-, y mis formas anatómicas tenían un sospechoso parecido con la mesa del comedor.
La que sí peinaba trenzas era ella, mesmamente. Era más pequeña en edad y estatura que servidora y su en-proceso-de-crearse pandilla, pero ahí andaba siempre, queriendo y participando en todos los juegos, por muy 'mayores' que fueran (o idiotas, que había de todo), rondando y riéndose ¡riéndose! Ahí tenemos, señoras y señores, una característica que siempre la ha acompañado: una risa franca, fuerte y llena de energía. Una risa buena, pues.
En su casa se organizaban unas fiestas sabatinas ¡buenísimas! Porque podíamos bailar apretaditos apretaditos y con la luz apagada, éso hasta que papá salía del pasillo diciendo “A ver, a ver, que las visitas ya tienen sueño”. Mandaban todos los muebles del salón a las recámaras y tenían una consola que, bueno, hoy, a saber, pero en ese momento sonaba total; y nunca nadie tuvo que decir 'uy, que ésta está muy chamaca, a la cama'. Ahí tenemos, pues, otra más: formó parte del todo desde el principio porque así era ella, una persona sensible, sencilla y divertida que se integraba sin problema a todos los ambientes.
Fuimos cómplices de un montón de aventuras, y siempre volverá a la memoria, como disco rayado, aquella vez en mi casa cuando ella y Griss llegaron algo más que contentitas, y yo tuve que esconderlas en mi recámara porque mi papá había llegado. Griss estaba más pa'llá que pa'cá y se quedó desmadejada en la cama, mientras yo me hacía cruces tratando de inventar una excusa más o menos creíble. ¿Y qué pasa cuando ya casi lo consigo? Pues que mi sisterna postiza va y sale, y le da un show de aquí no pasa nada, que si me caigo no es porque esté mareada sino porque todo se mueve, que ya me voy a mi casa, nada más déjeme encontrar la puerta ¿esto es una puerta?; saludando militarmente a mi apá, que estaba a cuadros. Si es que no me dio un ataque de risa loca nada más de pensar en lo que pasaría después que mis dos amigas del alma se hubieran ido a sus respectivas...
Siendo la penúltima de la estirpe, cuántos ejemplos había para seguir ¿verdad? Pues otra más: tomó lo mejor de todos, no me cabe duda. Estudió su carrera, trabajó en su carrera y luego demostró un espíritu aventurero tan emocionante que lo natural era que siguiera buscando, buscando, hasta que encontrara aquéllo que realmente la llenara. A mí me da mucho orgullo saber de todos sus logros.
Y también siento con intensidad todas sus penas. Aquél tiempo cuando amó con locura al descerebrado que no la merecía, y que incluso la alejó de nosotros... surgió la valiente, apoyada por todos los que la queremos, y salió adelante, pasando miedo y viviendo temerosa de las sombras, hasta que al fin todo pasó. Y cuando juntas, sentadas junto a su tumba y sin lágrimas, hablamos de la persona en común más importante de nuestras vidas. Con qué ilusión habíamos planeado su fiesta de cumpleaños...
Es una de las personas más valientes que he conocido. De esa rara especie de las que no sólo saben lo que no quieren, sino mucho de lo que quieren; de las que su concepto de estar feliz está siempre en función a que los que la rodean lo estén y se prodiga sin dudarlo. De las que han tenido que apechugar pérdidas tan terribles en la distancia, y aún así, sacar fuerzas para consolarnos a los demás.
Y como corresponde a los humanos de mi especie, me he pasado años y años sin decirle feliz cumpleaños, ahora mismo a n mil kilómetros de distancia. Y ya va siendo hora de que me ponga seria. Porque como todas las personas que son buenas, buenas de corazón, me sigue queriendo un montón y ni se le pasa por la cabeza que soy, no una desmemoriada, sino una desordenada. Pero sabe que la quiero mucho. Muchísimo. Y aquí y ahora lo dejo constar en actas.
Sisterna de la vida ¡cuántos buenos años! ¡y los que te faltan! Que sigas siendo feliz como tú sabes, que la vida te siga poniendo retos ¡que tú mesmamente sabes bien como tratarlos!
Tú ya sabes donde estoy.
viernes, 12 de noviembre de 2010
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k xulo el post!!!
ResponderEliminarte sigo wapa!!!!
xoxo