Este es un país
precioso que vive mayoritariamente del turismo, sobre todo de aquel de más
arriba, ese que tiene amaneceres igual que aquí pero bajo cero. Así, recibiendo
millones de personas y los correspondientes millones de euros, el turismo
extranjero encontraba incluso pintoresco que aquí sólo se les hablara en
español, que muy poquito se chapurreara inglés y que no interesara aprender
otra lengua para comunicarse con ellos. Se adaptaban, pues, y ese gesto les
honra aunque se comprende, porque venir aquí era barato, y encima se volvía a
casa con un poquito de color –casi siempre rojo camarón- en mejillas y pecho.
Hace poco más de
15 años, la hija mía iniciaba su andadura escolar recibiendo un total de una
hora de inglés… a la semana. Confieso que ignoro si se trataba de una ley, pero
prácticamente todo era escrito en español, traducido al español y expresado en
español. Pero te acostumbras. Igual que los turistas a aprender a expresar sus
necesidades, que si no nadie se enteraba y te daban un café cuando lo que
pedías eran toallas. Aun así, España está lleno de lenguajes co-oficiales con
los consiguientes pleitos casi de vecindad, baratos y de mal gusto, para que el
suyo sea más importante que el idioma oficial, llegando a extremos tan
surrealistas como la existencia de patrullas de dos patas que vigilan que los
comercios tengan en, como mínimo, dos lenguas su información al público. O los
multan.
Como novedad
para mí, acabo de ver en México letreros en todos los antros y restaurantes la
leyenda de no prohibir la entrada en razón de raza, sexo, nacionalidad o
creencias. Mucho me sorprendió porque siempre me había parecido obvio, y que
ahora lo tengan que anunciar para que la gente sepa a las claras que no son
homófobos o xenófobos, bueno, abre más comentario si cabe. Si te tienen que
avisar es porque ya lo hacen como que diario, y eso es vergonzoso. Aunque también
es cierto que casi no he visto letreros así en España, y tampoco he visto a
familias musulmanas comiendo en un restaurante chino y viceversa, No me consta
si interactúan, y nunca he trabajado con nadie de esas nacionalidades, por
ejemplo. Pero viven aquí, estudian aquí, y creo que sobre todo trabajan aquí.
España no tiene
petróleo, pero tiene políticos. Nada que sea sustancialmente distinto que en
muchos otros países. Pero ahora sus abusos, robos y descaradas actuaciones se
ponen a la vista de todos y eso también da mucha vergüenza. Vamos, que la
corrupción será igual que en otros sitios, y la diferencia será ahora que los
están balconeando, a ver si de verdad consiguen que paguen por sus
barbaridades.
Mientras, este
hermoso país, donde por ley debes reciclar o si te cachan –que pueden, porque
podrían investigar tu basura- te multan desde 300 hasta 6 mil euros, seguirán
tirando del turismo porque de otro modo… nos cargan los payasos. Franco y
magnífico horizonte a los que se nos da bien otra lengua.